Destacados, El blog de la mano que piensa

Derriba la gran muralla china

El método de la exageración

Durante toda su vida, muchas personas han llegado sólo hasta cierto punto en todos los aspectos. Si estás enojado, llegas sólo hasta cierto punto. Si estás triste, llegas sólo hasta cierto punto. Si estás feliz, llegas sólo hasta cierto punto. Hay una línea sutil más allá de la cual nunca has ido; todo llega hasta ahí y se detiene. Se ha vuelto casi automático, y en cuanto llegas a esa línea te detienes.

Todos hemos sido educados así: se nos permite enojo pero hasta cierto punto, pues más puede ser peligroso. Se nos permite cierta alegría pero no más, porque podrías enloquecer. Se nos permite estar tristes sólo un poco pero nada más, porque podría ser suicida. Hemos sido entrenados y hay una muralla china alrededor de ti y de todos los demás. Nunca vamos más allá de ella. Es nuestro único espacio, nuestra única libertad, de manera que cuando empezamos a estar felices o alegres, esa muralla china se interpone en el camino. Tienes que estar al tanto de esto.

Realiza un experimento que te ayudará tremendamente. Se llama el método de la exageración. Es uno de los métodos tibetanos más antiguos de meditación. Si empiezas a sentirte triste, cierra los ojos y exagera la tristeza. Entristécete lo más posible, trasciende el límite. Si quieres quejarte, sollozar y llorar, hazlo. Si tienes ganas de rodar en el piso, hazlo, pero ve más allá del límite ordinario, a donde nunca has llegado.

Exagéralo porque ese límite, esa frontera constante dentro de la cual has vivido, se ha vuelto una rutina tal, que a menos que la trasciendas no podrás estar consciente. Es parte de tu mente habitual, así que puedes enojarte pero no te darás cuenta de ello a menos que trasciendas la frontera. De pronto estas consciente de ello porque está pasando algo que nunca había sucedido.

Hazlo con la tristeza, con el enojo, con los celos, con cualquier sentimiento de un momento determinado, y particularmente con la felicidad. Cuando te sientas feliz no creas en los límites. Simplemente ve y trasciéndelos: baila, canta o menéate. No seas avaro.
Una vez que aprendas a traspasar el límite estarás en un mundo totalmente diferente. Entonces sabrás todo lo que te has estado perdiendo en la vida. Chocarás contra la muralla china muchas veces, pero poco a poco aprenderás a salir de ella, pues realmente no está ahí, es sólo una creencia.

OSHO / TONICO PARA EL ALMA

1 Comment

  1. Pingback: Lo siento, perdóname, gracias, te amo - La mano que piensa

Comments are closed.