«Ha de hacer cuenta el que comienza que empieza a hacer un huerto en tierra que lleva muy malas hierbas para que se deleite el Señor. Su Majestad arranca las malas hierbas y ha de plantar las buenas. Con la ayuda de Dios, hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan estas plantas y regarlas, que paréceme a mí se pueden regar de cuatro maneras: con sacar el agua de un pozo, que es nuestro gran trabajo; o con noria, que sácase más agua; o de un río o arroyo: esto riega mucho mejor; o con llover mucho, que lo riega el Señor sin trabajo ninguno nuestro, y es, sin comparación, mejor que todo lo que queda dicho.
Aplicadas estas cuatro maneras de regar, me ha parecido se podía declarar algo de cuatro grados de oración, en que el Señor, por su bondad, ha puesto algunas veces mi alma.»
Libro de la Vida – Santa Teresa de Jesús