«Considero que hay una enorme diferencia entre cambio y mutación. El mero cambio no les conducirá a ninguna parte. Uno puede llegar a ser superficialmente adaptable, muy astuto para amoldarse a distintos ambientes y circunstancias de la sociedad, así como a diversas formas de presión interior y exterior, pero la mutación requiere un estado mental completamente distinto (…)
Cambio significa «alteración, reforma, sustitución de una cosa por otra»; implica un acto de voluntad, consciente o inconsciente (…)
Aunque el cambio es necesario, para mí siempre es superficial. Al decir cambio, me refiero a un movimiento producido por el deseo o la voluntad, una iniciativa con un objetivo concreto, hacia una actitud o acción bien definida. Todo cambio tiene evidentemente un motivo tras de sí. El motivo puede ser personal o colectivo, puede estar manifiesto u oculto; puede ser un motivo bondadoso, generoso, o bien de miedo, de desesperación, pero cualquiera que sea la naturaleza del motivo, en cualquier aspecto, la iniciativa o el movimiento que surgen a partir de él producen cierto cambio. (…)
Viendo la necesidad de un cambio, uno puede poner voluntad para hacerlo, entendiéndose por voluntad el deseo reforzado por la determinación con un objetivo concreto, e iniciado por el pensamiento, el miedo y la rebeldía. Pero ese cambio producido por la acción del deseo y de la voluntad, sigue siendo limitado, es una continuidad modificada de lo que ha existido (…)
[Cuando existe la acción de la voluntad, cualquier cambio que se produzca es una mera modificación. En realidad, no tiene nada de cambio.]
Veamos: uno puede cambiar, puede forzarse a pensar de modo diferente o adoptar una serie de creencias distintas; puede acabar con un hábito determinado, librarse del nacionalismo, reforzar el pensamiento, hacerse un lavado de cerebro, en vez de que lo haga un partido político o una iglesia…, tales cambios en uno mismo son bastante fáciles de llevar a cabo; sin embargo, uno ve la completa inutilidad de todo eso, porque es superficial y no conduce a una comprensión profunda en la cual uno pueda vivir, ser y actuar. ¿Qué se puede hacer entonces?
Veo muy claro que he de cambiar y que el cambio tiene que producirse sin esfuerzo. Todo esfuerzo por cambiar es víctima de sí mismo, ya que implica la acción del deseo y de la voluntad conforme a un modelo, a una fórmula o concepto preestablecido.»
El camino de la liberación. La mutación psicológica. Krishnamurti.
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Una pregunta que me persigue: ¿es necesaria la voluntad?
Vivimos en la cultura del esfuerzo, y sin embargo…
El texto que sigue a este que he reproducido aquí (recortando y acotando) es la bomba. Recomiendo su lectura. Un adelanto:
La mutación como comprensión en el silencio, en la comunión. Ninguna acción es requerida.
De hecho, es imprescindible la lectura completa del libro. Me he permitido publicar aquí un fragmento, pero no es un libro para leer a trozos.