Comencé escuchando: «Ríndete».
Es una orden difícil de seguir. Me enseñaron a luchar. La voluntad, el control… están inscritos en mis células. Es mi manera de vivir. En las grandes decisiones y en los pequeños detalles.
Al escuchar «Ríndete», algo se remueve. No, no me rendiré. Soy una guerrera.
Pero viene de alguien en quien confío y seguir en la lucha no me está llevando a buen puerto. Tal vez tenga que probar.
Observo
Observo mi cuerpo. Los hombros levantados, alertas. La mandíbula en tensión, apretando los dientes. Ríndete, relaja, respira. Primero el cuerpo. Luego la mente.
Observo mi mente. Veo cómo estoy en contra de lo que ocurre. Cómo quiero que las cosas sean diferentes. Cómo busco la manera y pataleo por que todo sea según mi voluntad. ¿Pero es mi voluntad? ¿Son mis miedos? ¿Por qué lucho? ¿Contra qué? Quiero el control.
Observo lo que ocurre. Miro dónde estoy, qué se está presentando ante mi que me hace revolverme. Es así. Esto es así. Esto está ocurriendo. Quiera o no, es lo que hay. Giro en círculos a su alrededor. Observando. Ya no parece lo que era. Lo acepto. Lo abrazo.
¿Realmente lo estoy abrazando? ¿No estoy haciendo lo que me dicen para disfrazar mi ansia de control? ¿No sigo luchando en la rendición? ¿Está siendo el no resistirme mi nuevo arma?
El fogonazo
Y de pronto un día, sin más, como un fogonazo: «Deja de luchar».
No hay ningún peligro. No hay nada a lo que enfrentarse. No te rindas. No hay enemigo. ¿Y por qué este dolor? Siente el dolor. El dolor sí está ahí. No lo vamos a negar, hasta que desaparezca.
Descansa, mi amor, descansa.

El club de la lucha. Desconozco el autor de esta ilustración. Por favor, escríbeme si sabes quién es.
Despierto y no hay lucha
Agradezco ese primer pasito que me ayudaron a dar: ríndete.
Al pensar en rendirse, el enemigo sigue existiendo. Qué difícil es darse cuenta de que no hay nada contra lo que luchar cuando estás en plena batalla. Ríndete. Sí, vamos a admitir que tienes un enemigo porque si te decimos que estás luchando contra nada, contra ti, sería como despertar a un sonámbulo. Esperaremos a que despiertes tú sola. Confiamos en que así sea. Despierto y no hay lucha. Solo estar presente y amar.
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