El blog de la mano que piensa

Truquitos para volver a mi

Estamos acostumbrados a movernos y relacionarnos fuera de nosotros mismos. Cuando hablamos con alguien, cuando caminamos hacia algún lugar… es como si nuestro cuerpo fuera detrás de nosotros. Nuestra energía se proyecta hacia fuera y nos perdemos a nosotros mismos.

Incluso cuando ya hemos aprendido a estar en nosotros mismos de forma habitual y amorosa, hay situaciones y personas que nos desbordan.

Para estos casos, hay varias técnicas que ayudan:

Preparación previa:

0. No avanzarse a la situación haciendo suposiciones: «si me dice esto, yo diré esto otro…», «seguro que piensa que yo pienso que piensa…», «no hay nada que hacer, no hay forma de que nos entendamos»… (ver los cuatro acuerdos). Eso solo puede empeorar las cosas. Si me quiero preparar previamente, medito. O bailo, o hago una buena tortilla de patatas.

Ya en situación:

1. Poner la atención en el tantien. El tantien es un centro energético que está situado unos tres dedos debajo del ombligo. Para volver a mi, simplemente fijo mi atención en esa zona.

2. Espirar profundamente, forzando un poquito empujando al final el aire con la tripa, y dejar que la inspiración se produzca por si sola, sin forzarla. Repetir tres veces.

3. Si sé que voy a ver a una persona que me saca de quicio o que voy a vivir una situación que me produce cierto resquemor, llevo conmigo algo que pueda mirar fácilmente (una pegatina pequeña en el teclado del portátil, un anillo…) y que me recuerde que puedo tener a la vez la visión del observador y del actor. El proceso comienza en casa, poniendo en este objeto la intención de poder estar presente de forma amorosa (que no es para nada sinónimo de débil o de que me vaya a dejar llevar).

4. Trato de no focalizar mi atención en el otro. Es difícil saber por qué alguien actúa de una forma. Puedo pensar que es una persona amargada, que solo quiere hacerme daño, que nunca nos entenderemos… pero todo esto solo son suposiciones. Es posible que simplemente le haya sentado mal el café y que lo que está ocurriendo no tenga nada que ver conmigo (ver los cuatro acuerdos). Para resolver la situación solo cuento conmigo misma. Así que, ¿qué me está pasando a mi? ¿Qué energía siento? ¿Qué ocurre en mi cuerpo? Miro qué está ocurriendo dentro de mi y simplemente respiro (y me doy cariño).

5. Recordar que el otro, aunque parezca que está en una situación ventajosa, también se ha perdido a sí mismo. Tal vez ni siquiera sepa quién es. Y si yo vuelvo a mi misma, los dos salimos ganando.

Si estás en una situación difícil, da igual que te pierdas una frase, que haya un silencio… merece la pena utilizar alguna técnica para volver a uno mismo. Desengancharse es la clave. Luego ya se puede continuar, si hay que continuar. Hay casos en que al volver a mi misma, me doy cuenta de que hay situaciones que no hay porqué aguantar. Y simplemente me voy, con mucho amor.

(Se me olvidaba otro recurso que solo utilizo de vez en cuando: sorprender al otro con una mueca o una frase absurda. Funciona de forma excelente, pero no es recomendable hacerlo en el trabajo ;-))